Obra de Eduardo Chillida situada en la parta más alta del Cerro de Santa Catalina. El artista eligió hormigón porque le permitía lograr el inmenso tamaño que ideó: 10m de altura, 15.5m de largo, 12.5m de ancho y 140m de grosor. Además, sus tres voladizos se situan a ocho metros de altura y miden dos metros.